viernes, 23 de diciembre de 2011

Gustavo me lo dijo...
Noche:
Groserías, garabatos, escupos, botellas, frentes rotas...
Sangre en las manos...
Confort...
Ayuda...
Pregunta inoportuna...
Torsión de rostros...
¿Palabras?
Bajada de la micro...
- Cuídate...
[...]
- ¡Qué cuídate y la *Ñ#~%"""...!

Susto...
Dios es bueno...
Igual voy... ¡Igual vamos!

jueves, 8 de diciembre de 2011

¿Se fué o lo fueron?

Han pasado algunos pocos meses...
Me negué a hacerlo porque me parecía inadecuado. Ir allá con la cara larga, sin poder reaccionar al simbolismo de hablar ahora... Poner explicaciones reales pero que no necesariamente tenían relación con las verdaderas motivaciones. La cuestión es que como varios no fuí. A pesar de ser super cercano dije que no.
No me importa la verdad hoy día.
Pero espero que las cosas progresen para que sea Dios y no los celos o la fuerte necesidad de afectos quien guíe nuestras Existencias-Vidas...
La cuestión es que fué lento, pero no por ello, en esos detalles, menos brusco...
Y de a poco se fué o lo fueron... O una extraña dinamica con esa dualidad... El asunto es que la soledad lo encontró en ese día importante...
Lástima que pocos lo hayan podido soport... entender...

Oro por tu vida.


domingo, 27 de noviembre de 2011

¡Vivir! / ¡Que caiga!

"Llena tus ojos de ilusión-decía-vive como su fueras a morir dentro de diez segundos. Ve al mundo. Es más fantástico que cualquier sueño real o imaginario. No pidas garantías, no pidas seguridad. Nunca ha existido algo así. Y si existiera, estaría emparentado con el gran perezoso que cuelga boca abajo de un árbol, y todos y cada uno de los días, empleando la vida en dormir. Al diablo con eso- dijo- sacude el árbol y haz que el gran perezoso caiga sobre su trasero."

Granger recordando a su abuelo en "Farenheit 451", R. Bradbury, 2006, Ed. Sudamericana S.A., Bs. Aires, Argentina.

domingo, 20 de noviembre de 2011

La reacción de Martina

La Martina me preguntó por mi mamá, como siempre lo hace.

-Está en mi casa- le dije.

- ¿Y tu papá? - Me preguntó

- No vive conmigo... - Le contesté.

- ¿No está en la casa?

-No...

- ¡DIOS MIO! - Exclamó. Y me abrazó.