martes, 20 de enero de 2009

Ayúdame

Doy gracias a los que están pendientes de mi en cualquiera de sus formatos: vivir bajo el mismo techo, amigos, mensajes de texto, mensajes en el facebook, mensajes por este medio. Les agradezco el que estén cuidándome con su atención y les pido que no dejen de hacerlo si es que quieren, que también estaré pendiente de ustedes, aunque no se note (el facebook y estos medios me dan cierta idea-noción).
Creo que el centrarme mucho en mi podría hacerme daño y todos los pasos en dejar atrás el enorme egocentrismo podrían comenzar a tener ciertas cifras negativas si me centro en mis problemas y no en las soluciones. Le pido a Dios desde que se orar (el año pasado) y desde mucho antes, que me ayude en lo que estoy, en lo que hago, en lo que necesito, con mi familia, con mis amigos, con todos y todo... el pedir (a veces olvidando suplicar) a Dios en el nombre de Jesús, ha sido una constante en mí que como remedo mal copiado de meditación benedictina me he encontrado ocupado en la micro, en mi casa, en la u, en todos lados donde voy. Oro repitiendo muchas veces el "Señor, ayúdame", inconsciente, malamente.
Hoy tratando de pedir nuevamente a Dios, mientras estaba por llegar a la oficina del GBU y al cruzar por las piletas que están frente a la moneda, me sorprendí otra vez en la misma parada, en la misma actitud (o falta de ella). Me percaté de cuánto ruido (¡qué nueva era suena eso!), había en mi cabeza, de cuánta inconsciencia había en mi relación con Dios... Cuánto he pedido estando así y cuánto he perdido por estar así.
Lucho con un problema en particular que algunos de mis amigos conocen y hoy también estaba batallando. Pedía rutinariamente ayuda y me percaté que estaba utilizando mi oración como un medio para conseguir cosas para mí, satisfacciones meramente personales solamente y entonces me dije: "Pido ayuda siempre, pero él siempre me la está dando. Pero no la recibo, no la acepto". Y entonces pensé en que Dios siempre está esperando el momento en que nos peguemos ese alcachofazo santo, el cual a mi me da la impresión que a la par de hacerme ver en qué la estoy embarrando, me ayuda a centrarme un poquito más a Aquel que entre muchas cosas es mi ayudador.
Quisiera no ser más un inconsciente al pedir ayuda.
Desde hoy quisiera estar más atento para recibir Su Ayuda
Esta canción de René Gonzáles me conforta.

1 comentario:

JamesRock7 dijo...

Qué más decir?
Tú lo dijiste.

Un abrazo!

Jaime.